Gracias Talentos UdeC

Luis Delgado Guzmán
Ingeniero Comercial
Universidad Católica de la Santísima Concepción

En 2004, tenía 11 años, cursaba sexto básico en la Escuela Las Higueras
de Talcahuano. Era un niño inquieto, de los desordenados, pero con
buenas calificaciones. Un día citan a mi apoderado, yo asustado le
cuento a mi mamá. Al otro día, mi profesora le cuenta a mi madre que
debía dar unas pruebas especiales, en su momento no entendí mucho en
realidad, pero la verdad. En ese tiempo yo veía a mis padres felices y la
preocupación de mis profesores me animaban a entregar lo mejor.
Tras rendir los exámenes, tiempo después, me comunicaron que había
quedado seleccionado en un programa para niños con capacidades
sobresalientes. Estaba contento, pero con ansias de conocer más sobre
éste, solo sabía que iría a la universidad y eso ya era un mundo nuevo
para mí y mi familia.

Durante la matrícula del programa, conocí a mis primeros
compañeros, muchos de los cuales se transformarían en tremendas
amistades. Mis Cursos iniciales fueron Química Entretenida y Estadísticas;
con nerviosismo entré por primera vez en mi vida a un laboratorio de
verdad. Fue fantástico, era increíble tener esa posibilidad y poder
compartirla con mis compañeros de la escuela, exponiendo los primeros
experimentos que realizaba. Hoy recuerdo con nostalgia esos días
paseando con la “mochila roja” por todo el campus de la universidad.
Éramos niños, jugábamos aprendiendo, y también jugábamos mucho a la
pelota.

Sin duda, alguna lo más importante que destaco fue la oportunidad
de ser parte de una comunidad educacional diferente. Una apuesta
educativa que rompe con las estructuras tradicionales de formación, la
que me dio la oportunidad de relacionarme con niños de diferentes
realidades, conocer otros mundos y hablar de temas que en la escuela
jamás tocaría. Una comunidad de alumnos y profesores que fueron un
pilar fundamental en mi desarrollo personal y que transformó mi vida
absolutamente.

Hoy, a días de haberme convertido en profesional, valoro mucho más
lo aprendido en el programa, la formación integral, el desarrollo de mis
habilidades cognitivas y la oportunidad de potenciar mis capacidades,
que fueron fundamentales en mi crecimiento académico y personal.
Nunca imaginé la trascendencia que tendrían en mi vida, Cursos como
Democracia, Encantamiento y Telarañas, todo acompañado de
profesores como Ory González, quién no sólo fue mentor, sino que amigo
y guía en etapas críticas de mi vida. Sin duda alguna, una experiencia
única de la que con orgullo puedo decir que formé parte, no sólo del
programa, sino también de su primera generación.